2010-10-19

Desde el ceropuntocero

Hace veinte años escribir un texto en un ordenador era una actividad novedosa. El resultado, si querías animarlo, tenía que disponer de huecos donde “insertabas” dibujos o esquemas previamente pasados vuelta y vuelta por la fotocopiadora. Horas de trabajo llevaban a la satisfacción de haber realizado unos apuntes propios que, luego, guardabas en un simple disquete

Hace quince años fue la época de los “programas”. Cientos de ellos inundaron las pantallas y las baldas. Las familias y los centros compraban enciclopedias multimedia, diccionarios y demás CDs educativos. Para las primeras, el ordenador era una inversión para sus hijos e hijas, solía ser el regalo de Olentzero y se colocaba en sus cuartos. En las escuelas, en cambio, se ponían en salas aparte de las aulas ordinarias.  Los profes mejoramos los apuntes – ya por fin imagen y texto eran compatibles en el mismo documento, ¡y en color! , hacíamos cositas con diapositivas y utilizábamos los CDs en las aulas de informática.  Tímidamente nos asomábamos a Internet.

Hace una década, fue la Red la que entró de lleno en los hogares. El padre y la madre robaban el PC de sus vástagos y les pedían “sopitas” para navegar. En los centros conectarse era un engorro y además,  no se entendía qué podía ofrecer Internet a la enseñanza. Se atisbaban sus posibilidades en cuanto a obtener información o descargar contenidos.  Pero, para ello, ¿alguien tenía que ponerlos allí, ¿no? Disponer de una Página Web  costaba esfuerzo y dinero, sólo organizaciones y empresas invertían en ello. Que eso fuese un proyecto educativo era casi una quimera. Se dedicaba mucho tiempo en aprender como manejar programas complicados y nos centrábamos en ellos demasiado, en cómo sacarle el jugo al procesador de textos o las presentaciones de diapositivas.

Hace siete años ya existían suficientes contenidos en la Red, los hábitos empezaban a cambiar. En casa ya se compra el ordenador para toda la familia, se sacan entradas para el cine,  se planifican las vacaciones o se accede a las cuentas bancarias. En las escuelas se va de vez en cuando a las aulas de informática para ver que hay por “ahí”. Alguna editorial avispada ya intuye el negocio y empieza a dotarse de contenidos electrónicos. Algún docente realiza actividades de aprendizaje que se basan en esa búsqueda de información en Internet y se trabajan posteriormente en el aula, las famosas  “WebQuest”, pero esto, claro, significa también cambiar la forma de entender la clase y no es un fenómeno general.

Hace cinco años los problemas anteriores han sido superados. La aparición de las aplicaciones 2.0 gratuitas y el acceso cada vez fácil a la Red, hacen que se multiplique geométricamente el número de usuarios y de “productores” de contenidos electrónicos. Cualquiera puede ya disponer de un sitio personal,  participar en otros, colocar y compartir sus documentos, imágenes, vídeos, diapositivas, hacer comentarios y debatir en foros... surgen  los llamados prosumidores. Algunos docentes enseguida ven las posibilidades enormes que nos ofrece Internet y comienzan a usar estas aplicaciones en sus clases e, incluso, se llevan el ordenador al aula gracias al auge de  los portátiles. Ya no se hacen “apuntes” ni se usan programas; se hacen blogs, wikis, se comparten documentos de todo tipo, se proponen actividades multimedia, con imagen y sonido,   se “suben” a Internet o se envían por e-mail. Se hacen para que el alumnado los pueda utilizar como complemento en cualquier lugar, dentro y fuera de los centros, para compartir experiencias o recursos entre el propio profesorado y, sobre todo, como actividad de aula. El libro de texto deja de ser imprescindible. Los “programas” se han desplazado de la balda a la Red ( hiztegiak, klik, wikipedia, geogebra...)

Hoy en día los ordenadores son un objeto de uso cotidiano.  Cada vez es más común ver alguien tomando apuntes con su netbook en la Universidad o trabajar con él en la calle, en un café, o llevarlo a una reunión. No hay curso ni Congreso que se precie donde no se expongan los contenidos apoyados por diapositivas, vídeos o enlaces Web y cada vez son más los que quedan grabados en televisiones virtuales. La formación on line es un hecho, no sólo las oficiales, sino la que comparten miles de profesionales de la educación con sus experiencias.  El programa Eskola 2.0 está haciendo posible que cada alumno y alumna tengan el suyo y que haya pizarras digitales en clase, con lo que se acabará (¡por fin!) el ir y venir al aula de informática.  Cada vez es más fácil aprender a manejarse por la Red. Hay recursos. Es posible ordenar la cantidad ingente de información y crear entornos personales de aprendizaje. para todos los gustos. Hay “otra” sociedad virtual que se mueve y se comunica en Redes Sociales

En esas estamos. El uso de las T.I.C. es un plus de calidad para los centros y para muchos docentes es la oportunidad que esperaban para avanzar en sus estrategias metodológicas, para aumentar la creatividad y las formas de expresión en el aula, para ir desdibujando el proceso de enseñanza-aprendizaje y dar la vuelta a los protagonismos.

Películas de los 80, como “Regreso al futuro 2”, ambientada en el 2015, traspasaban su tecnología a otros tiempos, los coches volaban, pero los jóvenes seguían marchando en monopatines y ¡nadie sacaba un teléfono móvil de su bolsillo! ¿Qué nos deparará el futuro? Yo a veces me conformaría con que no hubiese cables y  funcionase la conexión. Desde el “ceropuntocero” hemos cambiado mucho, pero en todo este lío hay un elemento común: lo importante es la ACTITUD receptiva y positiva ante las innovaciones. Tu ¿qué opinas?

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